Hoy los argentinos celebramos el Día de la Independencia.
Lo menos que podía hacer en esta efemérides especial, era cambiar hoy el café por el mate que es nuestra bebida nacional, tal vez la más extendida en todo el territorio del país ya que de 100 hogares argentinos, en 98 se toma mate.
Para quienes no estén familiarizados con esa infusión, explico que sólo se trata de acercar la boca a la bombilla y chupar. Hay que tener cuidado de no quemarse porque siempre está muy caliente. El mate es muy importante para crear vínculos, es la bebida social por excelencia. Propicia y alarga las reuniones y promueve los afectos. Las rondas de mates -mateadas- son círculos de amigos que se pasan el mate y chupan todos del mismo pico (al menos antes de la Pandemia, claro). Para dejar de tomar mate, tan sólo hay que decir "gracias", eso quiere decir que uno ya quedó satisfecho.
Para quienes no son de la región el mate suele resultar algo intomable, sobre todo si se prepara sin azúcar: o sea, nuestro mate amargo. Pues bien, a ellos especialmente, me gustaría convidar, y para que los primeros sorbos sean más digeribles, en este post podrán alternarse con otras chupadas de algo que todos bien conocen y a lo que nunca le harán ascos. Para eso tenemos aquí a un amable argentino, provisto para tales fines y por lo visto también muy caliente, que nos facilitará las dos chupadas. Ya verán que pronto se acostumbrarán al nuevo sabor. ¿Listos?
¡Viva la patria, canejo!
