Basta con un sólo botón desabrochado. Basta con esos pocos vellitos asomando hacia el cuello por debajo del escote redondo de una camiseta ajustada. Porque tanto igual da el atisbo de lo que oculta la tela de la camisa, como cuando se lleva abierta hasta el ombligo y puedes regodearte hasta con los pezones descubiertos.
Mantén la calma y sigue observando. Son demasiadas visiones que te descolocarán por completo a lo largo de todo un día. En la calle, en el trabajo, en el transporte público. No te inquietes. Cuando estés solo, todo eso será tu rico material para el desenfreno a solas.