Para aquellos que gozamos dando gozo y que nos excita esa suerte de empoderamiento al sentir que somos dueños del placer del otro, no hay estímulo mayor que captar la expresión de nuestro amante. Mirar su rostro abandonado al placer absoluto es algo que nos puede causar un orgasmo instantáneo. Cada pequeño cambio de sus gestos, sus sonidos, su temblor corporal al borde de la inconsciencia, son señales que nos gusta observar segundo a segundo, siempre y cuando, claro, nuestro propio placer nos lo permita.
La galería de hoy está hecha de esas expresiones que sólo el placer más intenso provoca. No, no cierres los ojos al hacer el amor, no apagues la luz, hay mucho para ver. Mirar su cara bien vale la pena. Deleitémonos con la vista una vez más...