Si de pronto, caminando sin rumbo por algún intrincado bosque, te encontrás con un personaje con pies y piernas de macho cabrío, dos cuernos coronando su cabeza, nariz aplastada, hirsuta barba, grandes orejas, y sobre todo, con mucho vello en brazos y torso, estarás en presencia de un Fauno. Esta descripción podría personificar al mismísimo dios Pan de la mitología griega, quien solía estar acompañado de sátiros con los que vagaba erráticamente por espesuras intrincadas.
Ya bien sabemos de la fama sexual de los faunos, por lo tanto, no le tengas miedo, seguramente él querrá lo mismo que vos...